domingo, 2 de abril de 2017

Historias rotas

 
 
Cuánto hemos aprendido y cuánto se han esforzado en enseñarnos que lo roto está mal. Y más aún si se trata de nosotros mismos. Cuánto evitamos rompernos para evitar el dolor,  cuánto nos esforzamos por estar siempre bien, cuando sabemos que nadie (tal vez unos pocos iluminados) están siempre bien, no sin antes aprender de haber estado rotos.

Como cada uno de nosotros es un Universo único en sí mismo, diferente pero conectados con otros, les propongo un sencillo ejercicio. Piensen en las historias de sus libros favoritos, de sus películas favoritas e incluso de sus personas favoritas. Seguramente están surgiendo varios recuerdos de momentos extraordinarios en esas historias. Ahora les pido que, en esas mismas historias, se enfoquen en las veces que los protagonistas estuvieron "rotos"... Algún obstáculo, algún evento triste o trágico, alguna injusticia, alguna pérdida... Quédense en esa parte de las historias por un instante. Si nuestra empatía está funcionando sanamente podremos conectarnos en alguna medida con ese sentir. Así como podemos conectar con nuestras propias roturas, grietas, heridas o cicatrices (o todas al mismo tiempo).

Ahora, a través de esas mismas historias, conecten con lo que les gustó profundamente de ellas. Conecten con esos personajes (de la vida real o ficticios), con sus historias y con la posibilidad materializada de seguir adelante a pesar de estar rotos. Cuántas historias de la vida misma en la que los protagonistas siguieron adelante y en las que nosotros mismos, en conversaciones internas o compartidas, pensamos que no hubiésemos sido capaces de seguir en esas circunstancias. 

Las buenas historias relatan lo vivido por aquellos quienes se rompieron y siguieron adelante hasta juntar sus pedazos, o al menos lo intentaron hasta su último aliento. Las buenas historias no están hechas solo de días perfectos. Las buenas historias no están protagonizadas por gente perfecta, están protagonizadas por imperfectos, como tú y como yo, que se rompen, que nos rompemos, que nos encontramos en situaciones en las que nos cuesta mucho seguir adelante. Las buenas historias se escriben todos los días en la vida de cada uno de nosotros, porque solo nosotros sabemos realmente lo que hemos vivido, lo que estamos viviendo, lo que nos hemos roto y aún así seguimos. Nos fallarán las fuerzas, sentiremos la tentación de abandonar muchas veces y cuando así sea tenemos la posibilidad de pedir y permitirnos recibir ayuda, para seguir adelante, para seguir buscando nuestras partes perdidas, heridas.  Incluso seguimos hasta que aprendemos a vivir sin esas partes.

Las buenas historias son aquellas llenas de sentido, de propósito. Nuevamente, no porque hayan sido perfectas, sino porque nos inspiran, nos muestran la luz cuando todo apuntaba a que la oscuridad ganaría.

Si hoy sientes que algo está roto dentro de ti piensa en la posibilidad de que puedes ser protagonista de una magnífica historia. 

¡Sigue adelante!

No hay comentarios:

Publicar un comentario