viernes, 17 de junio de 2016

Una luz, una vida




Hace poco leía un post maravilloso de mi queridísima Neudis Velázquez en el que relataba un poderoso feedback que le hacía una persona que participó en una de sus actividades de promoción de Bienestar. Su relato me capturó inmediatamente y me hizo recordar una conversa que tuve muy recientemente con uno de mis Coachees el cual compartió conmigo una historia maravillosa y que me conmovió de una manera muy especial.

Mi gente cercana sabe que desde hace años (tal vez ya sean unos 8 años) comencé una práctica con los colaboradores de mi equipo de trabajo, enviándoles un mensaje que nos abriera el espacio para la reflexión. Con el tiempo y con los comentarios que iban surgiendo en nuestras conversaciones de esos mensajes fui agregando otros amigos del trabajo y personales, pronto se fueron sumando más y más personas a la lista de “Copia oculta” a la cual envío esos mensajes. Prácticamente todos por recomendación de alguno de los que ya recibían los mensajes y que incluso los había compartido con su círculo cercano. Al día de hoy procuro hacerlo semanalmente y sinceramente perdí la cuenta de la cantidad de personas a las que se los envío. No hay mensaje que no reciba alguna respuesta diciendo que "ese" mensaje les llegó en el momento "justo; que le había llegado "como anillo al dedo". A veces muchas respuestas, a veces solo una. Siempre agradezco cada respuesta con un mensaje personalizado.

La historia en cuestión es que este Coachee me comentaba que un gran amigo suyo se encontraba en una situación muy difícil vinculadas a la realidad de país que vivimos actualmente en Venezuela, al punto que le confesó que en algunas oportunidades había pensado seriamente en suicidarse. Sí, quitarse la vida. Aquí ya el relato había tocado sensiblemente mis fibras, pero faltaba aún la mejor parte o al menos la parte de luz. Este Coachee tomó uno de esas reflexiones que había enviado recientemente y se la llevó a su amigo para leerla juntos, me dice que gracias a eso su amigo está mucho mejor ha venido dándole un giro a su propia situación. ¡Celebro desde el corazón que esta persona se haya atrevido a llevar un poco de su luz a su amigo que tanto la necesitaba!

Una pequeñísima evidencia del poder que tienen nuestras acciones sobre otros. Una simple reflexión que llegó a manos de una persona que se interesó por su amigo y vio en esa historia una posibilidad de ayudarlo. Imaginen si cada uno de nosotros decide conscientemente llevar un poco de luz cada día a otro. Estas son las historias que me conectan con mi propósito, las que me impulsan a seguir adelante en una situación que luce como una cueva lúgubre y sombría, las que me recuerdan que la luz de una vela no disminuye por encender otra sino que, por el contrario, permite que se multiplique la luz para otros y para mí mismo.

Los invito a ser luz! No importa el tamaño de la misma, lo que juzgamos como una simple chispa para nosotros mismos puede significar la única luz para muchos otros. Encendamos todas las velas que podamos y arrinconemos a la oscuridad.