viernes, 27 de enero de 2017

Ojos multicolor



Dicen que los ojos son la ventana del alma y descubrí que los tuyos, más que ventanas, son vitrales...

Te veo en tus ojos color café, de esos que quitan el cansancio y despiertan las ganas.
Te veo en tus ojos color miel, natural y deliciosamente dulces.
Te veo en tus ojos azul cielo, como amanecer decembrino caraqueño, que te conectan con la vida y con lo bueno.
Te veo en tus ojos verde esmeralda, preciosos como una joya y llenos de esperanza.
Te veo en tus ojos negros, oscuros, profundos, que me recuerdan que mis sombras también me hacen quien soy.
Te veo en tus ojos púrpuras, que me transforman con solo admirarlos.
Te veo en tus ojos color sol, que brillan con luz propia iluminando todo a su paso.
Te veo en tus ojos vinotinto, que me embriagan con elegancia y picardía.

Vitrales a los que me declaro adicto, porque ya es una necesidad insalvable encontrarme en tu mirada multicolor.

sábado, 21 de enero de 2017

El lado oscuro




Sobre este tema ya he hablado dos veces en público, ambas en el marco del Programa de Formación de Facilitadores-Coaches de Indelser. La primera en el modulo III del PFC-XVII donde me certifiqué y la segunda en el cierre del PFC-XXV, mi primero como Coach Titular de una Comunidad. En esta ocasión quise dejarlo por escrito.

Mi mayor aprendizaje dentro de mi proceso de formación en el PFC lo ilustré de la siguiente manera. Entregué a cada uno de los presentes una moneda, luego les pedí que enfocados en su moneda eligieran un lado que no les gustara, o al menos el que menos le gustara. De esta forma tendrían un lado de la moneda que les gusta y otro que no. Paso siguiente les pedí que le quitaran a la moneda ese lado que no les gustaba, que lo arrancaran, que lo desecharan y se quedaran solo con el lado que sí les gustaba. Obviamente no se puede hacer, la moneda es moneda porque tiene dos lados.

Ese fue precisamente mi gran “darme cuenta”, que yo soy lo que soy con lo que me gusta de mí y con lo que no. Que la convivencia de “ambos lados” me hacen quien soy en este momento. Aprendí que necesito mis sombras para ser quien soy, aprendí que no puedo desecharlas, ni arrancarlas. Aprendí incluso que querer ocultarlas, menospreciarlas o intentar minimizarlas tiene sus consecuencias, en mi caso me limitaban muchísimo.

Sé que entrar en el lado oscuro no es agradable, a veces asusta, a veces duele, a veces duele más… al menos en mi experiencia. No saber qué te vas a encontrar y etiquetarlo de entrada como malo no suele ser fácil parar entrarle. Sin embargo, las posibilidades que se me abrieron fueron también muy importantes y al día de hoy es una de las cosas que más le agradezco a ese proceso. Aprendí a ser más compasivo conmigo mismo y con otros, viví como me flaqueaban las fuerzas, como quise huir de ese encuentro, me encontré con cosas que eran peores de lo que pensaba y también me conseguí con la grata sorpresa de que toda sombra tiene su lado de luz y toca a cada uno de nosotros encontrarla.

Y esa es también una entrega que les quiero dejar. La sombra sólo significa que hay luz. Muchas veces nos enfrascamos en poner nuestra atención sólo en la sombra y eso, además de fortalecerla, no nos deja ver la luz. Si luego de entrar en nuestras sombras, comprenderlas, saber qué tienen que ver con nosotros, aún preferiríamos no tenerlas; tenemos la capacidad de trabajar en nosotros mismos para mejorar en esos aspectos. Si nos victimizamos ante nuestras sombras seremos sus esclavos, si decidimos trabajar en ellas, muy probablemente estemos edificando una nueva y mejor versión de quien estamos siendo.

Una última nota antes de cerrar. Mientras más oscura y profunda sea la sombra, significa que más intensa y poderosa es tu propia luz. Queda en ti decidir en dónde pones el foco y queda en ti actuar para ser la versión que quieres ser de ti mismo.

Imagen: El Telégrafo

sábado, 7 de enero de 2017

Deseos de esos...



Que siempre cuentes con un cálido y sentido abrazo, de esos que no te atreves a pedir; o incluso de esos que necesitas y no te has dado cuenta.
Que siempre escuches tu propia voz, en especial cuando tengas mucho por decir y no hayas pronunciado palabra alguna.
Que siempre haya risas y pasión en tus besos, que no se vuelvan sosa rutina.
Que tu piel siempre sea acariciada por alguien que aprecie tu cuerpo, pero que sobretodo atesore tu alma.
Que quien esté a tu lado siempre te impulse a ser feliz y a mejorar un poco cada día, que no te acostumbres a que las cosas simplemente funcionen.
Que siempre haya Amor en tu vida, no del que se dice y menos del que se supone. Que haya Amor del que se hace sentir y al que no le hacen falta explicaciones.
Que siempre encuentres tu luz, para iluminarte e iluminar el camino de otros.

jueves, 5 de enero de 2017

Mis propósitos para el 2017




Esta es la primera vez que inicio un año dejando por escrito mis propósitos. Tomando algunas recomendaciones e ideas los resumí en siete. Fue un ejercicio muy interesante pensar y plasmar en qué voy a poner mi energía y atención durante todo el año; en mi caso basado en mis experiencias del año que recién culminó, en algunas asignaturas pendientes y también en cosas que deseo incluir o mantener con más fuerza en mi vida. En todo caso un ejercicio muy nutritivo, de mucha introspección e incluso de decisión, para darle norte a mi navegar durante todo el año. Comparto con ustedes el resultado.
  1. Soltar: Soltar para liberar cargas, para seguir en liviandad. Soltar para abrazar lo único que es realmente mío, la esencia de mi Ser (Pueden leer un poco más en mi post anterior).
  2. Relaciones con alma: Quiero cultivar en mi vida esas relaciones significativas que tienen sentido, en las que nos agregamos valor mutuamente, relaciones para aprender, para crecer. Relaciones con conexión.
  3. Hacer más cosas que me hagan sonreír: Definitivamente quiero disfrutar mucho más, menos preocupaciones y más acciones que me conecten con mi propia esencia: Tomar fotos, Leer, Escribir, Hacer ejercicios, Viajar, Ver películas. Sonreír más, alimentar mis emociones positivas en mí y en quienes me rodean.
  4. Perdonarme: por aquellas cosas que hice o dejé de hacer y que iban en contra de quien soy, por no haberme dado el espacio y tiempo adecuado para mi desarrollo, para mi bienestar. Por no cuidar de mi tanto como me gustaría. Por no creer más en mí todo lo que debería. Por no atreverme más con aquello que Amo y a quienes Amo.
  5. Creer más en mí: Celebrar y reconocerme mis avances, mis logros. Confiar y retar mis capacidades. Salir de mi zona de confort y atreverme a grandes cosas. Soñar más y trabajar en esos sueños.
  6. Desaprender, Aprender y poner en práctica lo aprendido: Retar mis creencias, mis juicios, en búsqueda de confirmarlas o desecharlas. Honrar mi declaración de aprendiz, estar atento a aquello que deba desaprender para aprender cosas nuevas. Poner en práctica lo que he aprendido para influir positivamente en mí y en otros.
  7. Tener más contacto con la naturaleza y con mi naturaleza.