lunes, 22 de mayo de 2017

Si dejamos la calle nos jodimos



Hay muchas sentencias sobre la situación actual circulando a modo de frases... "Si dejamos la calle nos jodimos", "Esto se está enfriando", "Si Leopoldo estuviera suelto esto ya hubiese caído", "A los líderes le faltan bolas", entre muchas otras que seguro han escuchado del lado de quienes nos oponemos a esta desgraciada dictadura.

A estas alturas creo que hemos aprendido muchas lecciones, entre las que me gustaría destacar que hoy por hoy contamos con un liderazgo unido y de la mano con la gente que sale a dar la cara por la oposición. Por otro lado, también tenemos lecciones por aprender, por ejemplo, ser congruentes entre lo que pensamos y lo que hacemos. Con esto no quiero atacar a nadie, no es mi intención ofender a nadie, sino más bien mostrar una oportunidad que si la aprovechamos bien, podría darle una fuerza extraordinaria a esta protesta/resistencia que estamos ejerciendo contra el régimen.

Los que suelen sentenciar que "esto se está enfriando" o que "a la gente le falta bolas" suelen ser los opinadores de teclado, que no van a las marchas y mucho menos se han jugado el pellejo en la primera línea. Muchos otros que insisten en "calle hasta que se vayan" y no se han acercado a la primera concentración. El venezolano tiene una vaina que lo caracteriza (no se cómo será en otras latitudes) y es que pensamos que todos sabemos más que todo el mundo, y en todos los ámbitos. Es un lugar común encontrarse a un grupo de fanáticos gritándole al entrenador lo que tiene que hacer, cambiar a tal o cual jugador, jugar con determinado esquema y, por supuesto, acusarlo de cobarde cuando "no se atreve a más". Aplica también para la política y cualquier otro ámbito.

Si quiere calle, vaya a la calle. Si falta liderazgo, sea líder. Si toca arriegarse, arriésguese. Si no se puede creer en nada, asegúrese de compartir información confiable. Si no puede o no quiere asumir esto, al menos ayude con acciones concretas en la medida que le sea posible. Pero hágale un favor a la Resistencia y al país: deje de joder y SUME. Por más que lo parezca, quejarse no suma. NO. Aunque usted crea que se sienta mejor por quejarse, a alguien dejó usted con esa sensación de las cosas no están funcionando y ese será otro que tampoco va a sumar.

No todos pueden estar en primera línea. No todos pueden estar en las marchas. No todos pueden dedicarle horas a marchas, concentraciones y plantones. No todos pueden salir siquiera de sus casas. Pero les tengo una gran noticia, TODOS PODEMOS SUMAR. Con acciones más pequeñas y tal vez menos heroícas, pero que de manera consistente se convertirán en una gran fuerza invisible que dará apoyo y más energía a quienes están día a día dejando el pellejo. Comparta alimentos y bebidas. Comparta información confiable (dentro y fuera del país). Realice donaciones a organizaciones de DDHH o de atención de heridos. Póngase a la orden de su vecino por si necesita algo, promueva la organización y comunicación en su comunidad. Deje de quejarse. Cuando vea a alguien que se está quedando sin fuerzas, sin ánimo, ayúdele a recordar por qué estamos luchando; le aseguro que cuando lo vea levantar cabeza de nuevo usted va a levantarse orgulloso y también con más fuerzas.

Como le escuché a Miguel Pizarro, diputado de la Asamblea Nacional y a quien admiro cada día más, Miguel dijo algo como: "Cuando la gente me pregunta ¿Cuánto falta? les contesto que no sé cuánto nos falta, pero vamos por el camino correcto". Y sí, si dejamos la calle nos jodimos, así que aguante mi gente! Resistencia!


Imagen: Si conocen al autor de la foto, no duden en avisarme para darle el crédito.

domingo, 21 de mayo de 2017

¿Escrachear o no Escrachear?





En los últimos días ha agarrado vuelo lo del escrache (explicado en términos muy básicos, increpar en lugares públicos a personas que hayan tenido o tengan que ver con el régimen que sigue destrozando a Venezuela) y mucho se ha comentado al respecto.


Varios líderes políticos de la Oposición han dejado su posición contraria a esta práctica (Capriles y Freddy Guevara, por mencionar un par relevante en estos momentos), y la verdad es que yo tampoco lo estoy. Esto no implica que estos personajes no merezcan asumir sus responsabilidades, solo que no es la forma. Comparto plenamente lo que comentó Capriles en rueda prensa “El futuro no es tomar la justicia por nuestras propias manos”, y es que precisamente el escrache es la consecuencia de un agotamiento que viene de años aguantando barbaridades a diestra y siniestra por parte de esta Dictadura, la corrupción más abismal que se haya visto en nuestra historia, la impunidad que ha permitido y promovido cientos de miles de muertes violentas en todos estos años, la separación de familias por la gran emigración que ha sufrido el país, la pérdida de calidad de vida a niveles de miseria cuando toca ver a la gente comiendo de la basura, la angustia y las muertes que han causado la falta de medicinas y alimentos. Todo esto mientras ellos se dan la gran vida, con viajes, lujos y pertenencias que siguen disfrutando a costa de todo este sufrimiento que se intensifica en los más vulnerables, los que supuestamente venían a reinvindicar.

Creo que hay cosas que la justicia terrenal no alcanzará para resarcir el daño que han causado, pero no por eso voy a justificar la violencia en contra de nadie. Defenderse es una cosa, atacar, otra. El escrache es una versión del linchamiento, donde la(s) víctima(s) se harta de su victimario y ante la incapacidad o incluso hasta el permiso de quien se supone debe administrar la justicia; y ejerce por sus propias manos lo que considera justo, devolviendo el daño a su victimario de alguna forma.

Y ojo con las formas, porque los cómo también hablan del propósito que se persigue. Sé que la emocionalidad es muy difícil de contener en esos momentos, pero precisamente en esos momentos es cuando más cabeza fría se debe tener, porque cuando actuamos cegados por nuestras emociones, son muchos los riesgos que se corren, para nosotros, para nuestro entorno y para nuestros propósitos.

¿Escrachear? Creo que hay formas pacíficas, dentro del marco de la ley, públicas e inteligentes de hacerlo. Si queremos que se haga justicia debemos ser justos, incluso con aquellos que se han regodeado de sus injusticias. Si no caeremos en la barbarie y ese es al territorio que nos quieren llevar, porque es lo que saben hacer.