sábado, 25 de febrero de 2012

Saco de carbón


Nuestros pensamientos y nuestras acciones tienen eco en nosotros mismos, al final de cuenta somos lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.

El tiempo que le dedicas a temas nocivos es tiempo que desperdiciamos en hacer cosas constructivas y que realmente valgan la pena.

Como decía Viktor Frankl, no podemos elegir cómo sentirnos, pero si podemos elegir qué hacer con lo que nos pasa.

Feliz fin de semana!


Gerardo.


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El Saco de Carbón

Un día, Jaimito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre lo llamó y Jaimito lo siguió, diciendo en forma irritada:

- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!
Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:
- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela..
El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:
- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó, le preguntó:
- Hijo, ¿qué tal te sientes?
- Cansado, pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
- Ven conmigo quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo que le permitió ver todo su cuerpo... ¡Qué susto! Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:
- Hijo, cómo pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre quedan en nosotros mismos.

sábado, 11 de febrero de 2012

La Primavera Venezolana


Después de varias semanas sin siquiera abrir el blog, lo retomo con un texto escrito por Mario Vargas Llosa, en donde resume de manera sublime el proceso democrático sin precedentes que está viviendo nuestra querida Venezuela.

Los ojos del mundo se pasean por la primavera árabe y el hito que está significando para repensar el poder en todas las latitudes. Aunque a algunos venezolanos les encanta hablar de las bondades de afuera mientras desprecian las propias, o son incapaces de reconocerlas; pues aún están a tiempo de ser protagonistas de esta historia para que se confirme también un hito en la democracia de este país.


Los invito a votar mañana de manera masiva. No importa cuál sea su candidato, no importa que las encuestas digan que no tiene vida. Aquí lo que está en juego es un país, y con nuestra presencia y acción seguimos dando pasos para vencer las cadenas que nos amarran al atraso.

Ahora sí, comparto con ustedes el texto prometido.



LA PRIMAVERA VENEZOLANA por Mario Vargas Llosa (tomado de lapatilla.com)

Durante algún tiempo se dijo -dijimos muchos- que, a pesar de su coraje y de nadar contra una corriente que equivalía a un maremoto, la oposición venezolana era parte del problema. Dividida, mediocre, populistona, parecía incapaz de erigirse en una alternativa seria al bufón de Miraflores. Todo eso cambió. Lo que ha conseguido la oposición antes y durante la campaña de las primarias que tendrán lugar el 12 de febrero es notable.

Primero, lograron la unidad, gracias a la cual obtuvieron más votos que el régimen en los comicios legislativos y, lo que es igual de importante, evitaron que las primarias se convirtiesen en un ejercicio caníbal. La firma, esta misma semana, de un programa de gobierno que todos se comprometen a respaldar bajo la candidatura de quien resulte ganador ratifica el éxito que ha sido la Mesa de la Unidad, donde se agrupa toda la oposición. En cambio, Hugo Chávez ha visto deshacerse la coalición, Polo Patriótico, que lo respaldó en su momento y su Partido Socialista Unido de Venezuela es él mismo una risible behetría. Para no hablar del ucase con que Chávez se ha autoproclamado candidato.

El ejemplo que viene dando la oposición en estas primarias trasciende las fronteras. Mientras que, en Estados Unidos, los republicanos se sacan ahora los ojos y en Francia los socialistas hicieron hace poco otro tanto, en Venezuela los candidatos de la justa interna han guardado las formas y preservado el sentido del gran objetivo -devolverle al país su democracia y disparar su desarrollo- mientras dirimían sus diferencias ideológicas, que iban del liberalismo sin complejos de María Corina Machado, entrevistada en EL MUNDO, a la socialdemocracia menos confrontacional de Pablo Pérez.

En las primarias norteamericanas suele votar un 10% del electorado total; en Francia lo acaba de hacer un porcentaje ligeramente menor. En Venezuela, en cambio, el propio Chávez ha vaticinado, sin saber que les hacía un elogio, que en las primarias opositoras votará «apenas» el 20% del registro electoral nacional (según los sondeos, podría ser hasta el 30%).

Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda, es un candidato joven de un partido relativamente nuevo, Primero Justicia, que representa claramente la línea democrática y la moderación económica, aunque prefiere eludir el cuerpo a cuerpo con Chávez por razones tácticas. Su posición se ha reforzado con el retiro -que lo honra- de Leopoldo López, otro candidato joven al que Chávez trata de destruir desde hace tiempo. Por lo demás, salvo Diego Arria, cuya admiración por el modelo de Fujimori en Perú es pública, todos los candidatos opositores representan inequívocamente la puesta al día de Venezuela con la corriente dominante de América Latina.

Las primarias serán, claro, una primera etapa. Vendrá luego lo más arduo: superar a Chávez -es decir, superar el fraude «ambiental», como alguien lo calificó en su momento, que rodea todas las justas electorales en ese país- el próximo 7 de octubre. Las encuestas colocan al autócrata ligeramente por delante de la oposición a estas alturas, pero lo novedoso no es eso, sino que Miraflores no ha logrado partir, despintar o intimidar a una oposición que hoy está más fuerte que en ninguno de los comicios presidenciales anteriores. Todo, incluido lo impensable, es posible.

¿Quién dice que no hay una primavera venezolana?