domingo, 21 de marzo de 2010

Una Alianza por Venezuela


Inevitable pensar hacia dónde va Venezuela en estos días, en medio de una crisis que atraviesa varios aspectos afectando seriamente la calidad de vida de todos. Por eso dirijo la mirada al horizonte, un poco más allá del hoy en el intento de realizar algún aporte que pueda movilizarnos hacia una situación mejor.

Los problemas que atravesamos son muy complejos: uso irresponsable e ineficiente de recursos como la energía eléctrica y el agua, desabastecimiento de varios alimentos, violencia, inseguridad, ciudades abarrotadas y mal planificadas, recursos económicos limitados y servicios públicos deficientes son algunos de los problemas con los que tenemos que lidiar cada día todos los venezolanos. Eso sin nombrar la falta de ciudadanía como elemento fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad.

Venezuela más allá de Chávez, del Socialismo del Siglo XXI vs Capitalismo salvaje, debe fortalecer todos los sectores que la conforman. No se puede pensar en desarrollo cuando el sector privado y el tercer sector son atacados cada día, acorralados con leyes y decretos que los debilitan, los hacen vulnerables y donde sólo un sector se hace acreedor de la verdad absoluta: El Gobierno. No hay país que lo aguante, mucho menos que aspire a un hombre nuevo, a un desarrollo endógeno donde no cabemos todos.

Los problemas que estamos viviendo debemos resolverlos entre todos, multidisciplinariamente, valorando la diversidad y no el pensamiento único; aprovechando las fortalezas de todos los sectores, trabajando en equipo para generar verdadero bienestar. Las buenas intenciones y los buenos discursos no bastan. Hace falta más que buena voluntad.

Se que no estoy diciendo nada nuevo, hay muchas teorías, conceptos y planes completos montados sobre esta propuesta, solo que es necesario un trabajo mancomunado sostenido al cual se comprometan todos los sectores, cada uno desde su rol, cada quien aportando lo que mejor sabe hacer a través de alianzas y redes eficientes.

El Gobierno no puede suplir el rol de la empresa privada en la generación de empleos, sencillamente porque su razón de ser no es generar riqueza sino bienestar a la mayoría del país. El tercer sector ha demostrado que ha alcanzado altos niveles de especialización y de conocimiento de las realidades que trabajan, sin embargo poseen recursos muy limitados. La empresa privada, cerrando este triángulo virtuoso, debe ser rentable, fortalecerse para así generar más y mejores empleos, generar riqueza que pueda sembrarse mediante planes conjuntos que apunten al bienestar de las comunidades. Una sociedad sustentable que sea capaz de encontrar un equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental.

Definitivamente no estamos en la Venezuela que la mayoría de los Venezolanos sueña. La Venezuela que soñamos y que merecemos depende de la alianza de todos los sectores, del compromiso de cada uno de sus ciudadanos. Asumamos la responsabilidad, sumemos voluntades y trabajemos por esta tierra que nos ha dado todo.

¡Sí se puede!

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