viernes, 14 de octubre de 2011

Percepciones...

Justo hace dos días tuiteaba lo siguiente: Ten presente el tipo de lentes que llevas en la vida, ellos determinarán lo que 'ves' y cómo lo 'ves'. (@GerarGM)

Buscando el mensaje de hoy me encontré en un libro de Bucay las siguientes historias que ilustran de manera significativa este tema.... como comenta el autor "La mirada de las cosas tiene una cuota de relatividad tan grande que las cosas se interpretan dependiendo de cómo se vean."

Historias para tomar en cuenta que nuestra visión no es la única forma de interpretar el mundo.

Se les quiere


Gerardo...

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Un señor llamado Paul Watzlawick cuenta que en un laboratorio donde se hacen experimentos con animales, un investigador está tratando de hacer un reflejo condicionado con dos ratas en un laberinto. Entonces, cuando el señor de guardapolvo blanco entra, una ratita le dice a la otra: “¿Ves a ese señor de guardapolvo blanco?. Lo tengo totalmente amaestrado, cada vez que yo bajo esta palanca, me da de comer”.

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Un señor muy creyente sentía que estaba cerca de recibir una luz, que le iluminara el camino a seguir. Todas las noches, al acostarse le pedía a Dios que le enviara una señal sobre cómo tenía que vivir el resto de su vida. Así anduvo por la vida, durante dos o tres semanas en un estado semi místico buscando recibir una señal divina.

Hasta que un día, paseando por un bosque, vio a un cervatillo caído, tumbado, herido, que tenía una pata medio rota. Se quedó mirándolo y de repente vio aparecer a un puma. La situación lo dejó congelado, estaba a punto de ver cómo el puma, aprovechándose de las circunstancias, se comía al cervatillo de un solo bocado. Entonces se quedó mirando en silencio, temeroso y también de que el puma, no satisfecho con el cervatillo, lo atacara a él. Sorpresivamente, vio al puma acercarse al cervatillo. Entonces ocurrió algo inesperado, en lugar de comérselo, el puma empezó a lamerle las heridas.

Después se fue y volvió con unas ramas humedecidas y se las acercó al cervatillo con la pata para que éste pudiera beber el agua, y después se fue y trajo un poco de hierva húmeda y se la acercó para que el cervatillo pudiera comer. Increíble.
Al día siguiente. Cuando el hombre volvió al lugar, vio que el cervatillo aún estaba allí, y que el puma otra vez llegaba para alimentarlo, lamerle las heridas y darle de beber. El hombre se dijo: esta es la señal que yo estaba buscando, es muy clara. “Dios se ocupa de proveerte de lo que necesites, lo único que no hay que hacer es ser ansioso y desesperado corriendo detrás de las cosas”.

Así que agarró su atadito, se puso en la puerta de su casa y se quedó ahí esperando que alguien le trajera de comer y de beber. Pasaron dos horas, tres, seis, un día, dos días, tres días,... pero nadie le daba nada. Los que pasaban lo miraban y el ponía cara de pobrecito imitando al cervatillo herido, pero no le daban nada. Hasta que un día pasó un señor muy sabio que había en el pueblo y el pobre hombre, que estaba ya muy angustiado, le dijo:

- Dios me engañó, me mandó una señal equivocada para hacerme creer que las cosas eran de una manera y eran de otra. ¿Por qué me hizo esto?. Yo soy un hombre creyente...
Y le contó lo que había visto en el bosque...

El sabio lo escuchó y luego le dijo:
- Quiero que sepas algo. Yo también soy un hombre muy creyente, Dios no manda señales en vano, Dios te mandó esa señal para que aprendieras.

El hombre preguntó:
- ¿Por qué me abandonó?

Entonces el sabio le respondió:
- ¿Qué haces tú, que eres un puma fuerte y listo para luchar, comparándote con el cervatillo?. Tu lugar es buscar algún cervatillo a quien ayudar, encontrar a alguien que no pueda valorarse por sus propios medios.

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