miércoles, 10 de febrero de 2010

Venezuela: Síndrome de Estocolmo en masas


En medio del comienzo de año más turbulento que recuerdo reflexiono sobre lo que nos trajo hasta acá como Venezolanos y, más aún, sobre lo que nos mantiene. Con un movimiento estudiantil que resurgió tras nuevos ataques a la propiedad privada y a la libertad de expresión con consignas claras que nos afectan a todos los venezolanos: Luz, Agua y Seguridad. Los tres principales problemas que estamos sufriendo y que se sabe no mejorarán en el corto y mediano plazo.

Cómo en medio de esta crisis, que llevamos años arrastrando y que cada vez empeora más y más los venezolanos seguimos esperando “que algo pase”. ¿Cómo es posible que toda la gente siga ciegamente apoyando las “políticas de bolsillo”? improvisadas y a fuerza de real o decreto donde el criterio de planificación y desarrollo brilla por su ausencia, donde las expropiaciones se convierten en parte del circo mediático, con sus respectivos aplausos y coros tarifados.

Recordé que hay un síndrome en el cual una “víctima” se solidariza con su victimario. Gracias a la red de redes pude dar con él rápidamente: Síndrome de Estocolmo. La causa que llamó mi atención fue “Tanto el rehén o la víctima como el autor del delito persiguen la meta de salir ilesos del incidente, por ello cooperan” ¿Será que en el fondo aún hay mucho que perder y que si enfrentamos la situación la cosa puede empeorar? Mucho se ha comentado que nadie quiere otro 11 de Abril, día en el que murieron muchos inocentes, donde pistoleros quienes apuntaron y dispararon en la dirección de los heridos y muertos quedaron absueltos, aún con la evidencia del ensañamiento. Sinceramente yo tampoco quiero que ocurra de nuevo, ni estoy dispuesto a perder la vida enfrentando a éste régimen. Creo que nadie sensato y demócrata verá eso como una “salida viable”. La vía para mi es por la vía de los votos, pero eso es otro tema.

Volviendo al Síndrome de Estocolmo, también gracias a Internet me di cuenta de que mi idea ingeniosa de vincular nuestra situación como país, ya lo había identificado Alvaro Vargas Llosa en un artículo publicado en diciembre del 2006. Para evitar “contagiarme” de sus ideas preferí no leerlo sino hasta terminar este post. Ya veremos qué coincidencias hay. Para leer el artículo hagan click aquí.

En fin, nunca me ha gustado el papel de víctima, mucho menos padecer un Síndrome de víctima. Venezuela necesita un despertar. Un despertar por la inseguridad, por la ineficiencia que nos dejó sin luz y sin agua, por la corrupción, por traición a la patria incluyendo cubanos en áreas estratégicas venezolanas, por regalar nuestros recursos cuando somos los primeros que los necesitamos, por el deterioro de la calidad de vida, de todos los servicios públicos. Y sobre todo un despertar por nuestra propia responsabilidad en todo esto, porque es mucho más fácil señalar las incapacidades de nuestro Presidente (que son evidentes) sin ver las propias.

Dejemos de ser víctimas de nuestra realidad, tomemos las riendas de nuestra vida. Como termina el poema Invictus que identificó la lucha de Mandela “…soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”.

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